lunes, 5 de diciembre de 2011

Contar ovejitas en cama de forja


Hoy es una de esas tardes en las que me quedaría en casa contando ovejitas. Arropada con mantas y en una de esas camas de forja que se han convertido en clásicos atemporales. Siempre elegantes y románticas, combinan con diferentes estilos dependiendo de su acabado.

Delicadas y un tanto rústicas en blanco o sin esmalte.







De colores, para ambientes más modernos, a los que les confiere un toque vintage.




Creo que voy a rescatar ese cabecero de forja que mi madre guarda en el trastero, para la habitación de invitados. ¿Me lo dejará pintar?






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